Guayaquil fue fundada el 25 de julio de 1538. Este año, 2024, celebramos 486 años de su fundación. Hace casi cinco siglos, un grupo de valientes ciudadanos lideró una gesta que inspiró el incipiente paso hacia la libertad. Desde entonces, los ojos del Ecuador se abrieron para reconocer a Guayaquil como una ciudad heroica, formada por hombres y mujeres que no son únicamente de carne y hueso, pues la esencia misma del guayaquileño está en ser “Madera de guerrero” y no “guerrero de madera”.
Actualmente, Guayaquil se encuentra acorralada ante la sombra del miedo. Cada mañana, los guayaquileños blindan sus actividades con supremo cuidado; pero el temor no impide a las personas salir de sus hogares para conseguir el sustento diario, producir y reconstruir los cimientos de una ciudad limpia, altiva, soberana y justa. Esta resiliencia obedece al legado huancavilca que se mantiene encendido en el alma de los porteños. En palabras de la historiadora Jenny Estrada, el guayaquileño no se detiene a llorar las tragedias. Definitivamente no; ante la adversidad, los guayaquileños se levantan, y si caen, se vuelven a levantar.
Avivar el sentido de pertenencia en Guayaquil implica reconocer las características de sus habitantes, quienes, con profundo amor, conviven y superan las vicisitudes de cada día, empoderados por un espíritu gallardo y resiliente. Guayaquil es el mejor testimonio para la Patria, de una ciudad que crece y rompe las barreras que pretenden mancillar su desarrollo.
Como Unidad Educativa, fomentamos el sentido de pertenencia de nuestros estudiantes con diversas actividades que reviven la historia y conectan a las raíces de Guayaquil. Entre estas actividades destacan los “Rincones Julianos”, que se llevarán a cabo semana a semana, abordando diversas temáticas guayaquileñas y complementando el conocimiento impartido en clases.
Que estas fiestas julianas sean celebradas con el deseo de mejores días, aumentando el positivismo de vivir en una ciudad segura para todos sus habitantes.
¡Viva Guayaquil!